¿Qué pasaría si te zambulleras en el agua para nadar inmediatamente después de haber tomado un gran almuerzo?

El picnic familiar al lago o a la playa suele propiciar esta situación. Acabas de zamparte una enorme hamburguesa con queso y a continuación no has podido resistirte a un perrito caliente con un poco de ensalada de patatas. Hace calor, y el agua fresca y cristalina ejerce en ti una poderosa atracción. En realidad, «No vayas a nadar antes de que haya transcurrido una hora desde la comida» sería un buen consejo. Si te zambulles inmediatamente después de una copiosa comida, podrías sufrir calambres y correr el riesgo de morir ahogado. ¿Por qué?

Como es bien sabido, el cuerpo siempre controla sus necesidades de energía, y en este sentido, las necesidades conflictivas pueden causar problemas. Cuando acabas de comer, los alimentos se hallan en plena digestión en el estómago, y durante la misma, los músculos estomacales realizan una increíble cantidad de trabajo, necesitando un extraordinario aporte sanguíneo. De repente, decides ir a nadar. Los músculos de los brazos y las piernas también están trabajando arduamente, y en consecuencia también necesitan mucha sangre. Por desgracia, el manejo de dos tareas tan pesadas como éstas es más de lo que el organismo puede soportar. No hay la suficiente sangre ni oxígeno para acomodar las dos cargas de trabajo, con lo cual, los músculos empiezan a sufrir calambres.

En tierra firme, los calambres musculares no son nada del otro mundo; simplemente incomodan. En este caso, basta dejar de hacer lo que estabas haciendo hasta que se pasan. Pero en el agua son otra historia. Si son muy fuertes, serás incapaz de mantenerte a flote. Por consiguiente, si concedes a tu organismo el tiempo suficiente alrededor de una hora para digerir los alimentos y aliviar la carga de trabajo del estómago, reducirás el riesgo de calambres.

¿Qué pasaría si tocaras hielo seco?

El hielo seco es dióxido de carbono congelado y una de sus principales características consiste en la sublimación, es decir, que al fundirse se transforma inmediatamente en dióxido de carbono gas en lugar de líquido.  Si alguna vez tienes que manipular hielo seco, debes utilizar unos guantes  gruesos, ya que la temperatura en la superficie de los bloques es de —43 °C y  puede dañar fácilmente tu piel si lo tocas directamente.

En realidad, es parecido a lo que ocurriría si tocaras el asa caliente de una  sartén sin el clásico guante para el horno. Si lo hicieras durante menos de un segundo, es decir, lo suficiente para advertir el calor, y retiraras inmediatamente la  mano, lo peor que podría suceder sería que se te enrojeciera. Pero si la sujetaras  durante un par de segundos o más, la quemadura sería inevitable, ya que el calor mata las células de la piel.  Lo mismo ocurre con el hielo seco, que congela las células de la piel cuando  lo tocas.

La lesión resultante es muy similar a una quemadura y debe recibir la  misma atención médica. Por la misma razón, nunca debes probar o ingerir hielo seco. Sería como beber algo que está hirviendo y correrías el riesgo de dañar  la boca, la garganta y parte del esófago. 

¿Qué pasaría si un hombre toma la píldora anticonceptiva?

Las píldoras anticonceptivas femeninas combinadas contienen estrógenos, hormonas responsables del desarrollo de los caracteres sexuales secundarias de la mujer. Si un hombre consume una de estas pastillas, lo más que puede notar es un ataque de náuseas. Ahora bien, si lo hiciera de forma regular, sería víctima de un afeminamiento gradual.

Notaría cómo su cuerpo pierde masa muscular y la grasa emigra a los muslos, antebrazos, caderas y nalgas. Además, tendría problemas de erección; el pene y los testículos y la próstata se atrofiarían y le crecerían los pechos.

Todo esto iría acompañado de frecuentes alteraciones de ánimo. Además, el consumo de estrógenos puede aumentar el riesgo de coagulación de la sangre y disminuir la sensibilidad de la insulina. Lo único positivo es que frena la alopecia y mejora los problemas de acné.


¿Qué pasaría si un hombre toma la píldora anticonceptiva?

¿Qué pasaría si hicieras crujir constantemente los nudillos?

Si alguna vez has entrelazado los dedos, has tirado de la palma de las manos y has doblado los dedos hacia atrás, habrás oído un chasquido muy característico. Son los nudillos. ¿Qué pasaría si los hicieras crujir constantemente? ¿Desgastaría las articulaciones? ¿Provocaría artritis?

En primer lugar, tienes que saber lo que sucede en el interior de las articulaciones cuando haces crujir los nudillos. Las articulaciones producen ese «crac» cuando estallan las burbujas que se forman en el fluido que las rodea. Las articulaciones son los puntos de contacto de dos huesos, que se mantienen unidas y en su sitio gracias a los tejidos y ligamentos. Todas las articulaciones del cuerpo están rodeadas de «líquido sinovial», un fluido espeso y transparente. Al estirar o doblar un dedo para hacer crujir el nudillo, la articulaban se separa, y al hacerlo, la cápsula de tejido conjuntivo que rodea la articulación se dilata, aumentando de volumen y disminuyendo la presión, con lo cual se forman burbujas a través de un proceso llamado «cavilación».

Cuando la articulación se estira lo suficiente, la presión en la cápsula se reduce tanto que las burbujas estallan, produciendo el «crac» que asociamos con el chasquido de los dedos. El gas tarda entre cinco y diez minutos en redisolverse en el líquido sinovial, periodo durante el cual los nudillos no crujen. Una vez redisuelto se puede repetir la cavitación, con lo cual puedes volver a hacer crujir los nudillos.

¿Produce algún perjuicio la cavitación?

Según la Cooperativa de Instructores de Anatomía y Fisiología de Estados Unidos, sólo se ha publicado un estudio en profundidad acerca de esta cuestión. Dicho estudio, realizado por Raymond Brodeur y publicado en el Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics, examinaba trescientas personas que solían hacer crujir sus nudillos en busca de posibles lesiones en las articulaciones Veamos cuál fue el resultado. En términos generales, si el chasquido es muy frecuente, puede provocar algún daño, aunque no parece mediar ninguna relación entre el crujido articular y la artritis.

Sin embargo, los «chasqueadores» habituales mostraban signos de otros tipos de lesión, incluyendo daños en los tejidos blandos de la cápsula articular, una reducción en la fuerza de sujeción y un incremento de la hinchazón en las manos. Este daño es probable que sea una consecuencia del estiramiento rápido y reiterado de los ligamentos que rodean las articulaciones.

Los pitchers de béisbol profesionales experimentan unos efectos similares, aunque lógicamente más acusados, en las diversas articulaciones del brazo de lanzamiento. Si lo contemplarnos desde una perspectiva positiva, la movilidad después del chasquido aumenta. Al manipularse las articulaciones, los músculos que las rodean se dilatan. Ésta es en parte la razón por la que los pacientes se sienten relajados y revigorizados después de una sesión de quiropraxia, durante la cual se induce la cavitación como parte del tratamiento. Por lo demás, las rodillas, los codos, las muñecas y cualquier otra articulación móvil pueden chasquear igual que los nudillos.

¿Todos los pacientes con Sida pueden curarse igual que Timothy Ray Brown?

Lamentablemente no. Timothy Ray Brown dio positivo al virus del VIH en 1995, el otrora conocido como el "paciente de Berlín", ciudad en la que vivía en 2007, se sometió ese mismo año a un complicado tratamiento para combatir una leucemia mieloidea, un tipo de cáncer que afecta al sistema inmunológico.

El tratamiento incluyó recibir un trasplante de células madre de un donante portador de un gen hereditario poco común, asociado con la reducción del riesgo de contraer el VIH.

Los médicos del Hospital Médico Universitario de la Caridad de Berlín (Alemania) seleccionaron las células madre del tipo denominado CD4, que no poseen el receptor CCR5, necesario para que el virus se propague por el organismo. Antes del trasplante, Brown recibió altas dosis de quimioterapia y radioterapia, y tras recibir el trasplante dejó de tomar los antirretrovirales contra el VIH.

Brown tuvo una recaída de leucemia 13 meses más tarde y fue sometido de nuevo a otro trasplante de células madre del mismo donante. En 2009, The New England Journal of Medicine informó que después de 20 meses sin tomar los antirretrovirales no había nuevos signos de VIH en su organismo.

Los expertos, no obstante, recuerdan que se trata de una terapia costosa y "arriesgada", que no se puede aplicar a todos los pacientes y no es una cura definitiva para el sida. En este caso, las células con las que fue tratado el paciente provienen de un donante en particular con una mutación genética natural poco frecuente.

Los medicamentos actuales para tratar el VIH permiten a los pacientes infectados hacer una "vida normal" durante años. Según datos de la ONU, más de 33 millones de personas en el mundo viven con el virus del VIH.

El caso de Timothy Ray Brown, conocido como el paciente de Berlín, “indudablemente fue un golpe de suerte y tiene un buen estado de salud. Quiere decir que a lo mejor es factible que el bloqueo de los receptores CCR5 puede tener algún margen de éxito para retrasar la aparición de la sintomatología

¿Si nuestro cuerpo está a 37 grados centígrados, por qué sentimos calor a esa misma temperatura?

Nuestro organismo está constantemente a 37°C, unos 5 o 10 grados por debajo de la temperatura a la que se comienzan a desnaturalizar las proteínas celulares. De ahí que una acumulación anormal del calor que generamos resulte muy peligrosa: una fiebre prolongada e 40° puede coagular proteínas necesarias para la supervivencia.

Para disparar el exceso calórico, el cuerpo se vale de mecanismos internos, como son la dilatación de los vasos próximos a la superficie de la piel, la exhalación de aire caliente y húmedo, la sudoración y el calentamiento de la orina y las heces.

Los procesos metabólicos se desarrollan de forma óptima cuando la temperatura ambiental es de unos 22° C. Si esta iguala la nuestra, los mecanismos de termorregulación pierden efectividad y nos sentimos acalorados, sobre todo en entornos húmedos. Esto sucede porque el agua del organismo absorbe calor que se disipa mediante la evaporación del sudor a través de la piel.

¿Por qué hacemos gestos al chupar un limón?

Tras paladear, los bebés reaccionan con gestos innatos que son universales y específicos para cada sabor: el dulce provoca una especie de sonrisa, mientras que el amargo desencadena aspavientos y cara de asco. Son reflejos en los que no participa el sistema nervioso central, esto es, escapan a nuestra voluntad.

Inconscientemente asociamos el sabor de la comida con sus efectos. Para nuestro cuerpo, lo dulce significa energía disponible -carbohidratos-, y lo amargo evoca el sabor agrio de los alcaloides tóxicos presentes en las plantas.

Esta curiosa habilidad debió resultar muy útil para el hombre primitivo. Por su parte, las muecas tienen una función protectora. Las nauseas preparan el vómito, la salivación diluye las posibles sustancias dañinas en la boca y fruncir el ceño evita respirar y protege los ojos de hipotéticos compuestos volátiles.

Los testigos perciben así el riesgo que supone la ingesta de alimentos desencadenante de estas reacciones. Sin embargo, a pesar de esta programación natural, sobre gustos no hay nada escrito: en la misma familia a unos les gusta la cebolla y otros la aborrecen.

¿Es verdad que los tartamudos dejan de serlo cuando cantan?

En efecto, es cierto para la mayoría de ellos, sin que se conozca la causa con seguridad.En parte puede ser debido a que cuando cantamos no estamos tratando de comunicar informaciones, sino de crear música y pasarlo bien. El tartamudo que canta a coro con otros compañeros en alegre ronda se halla en un estado de tranquilidad y confianza en sí mismo que habitualmente le falta durante la comunicación verbal con los demás. Por otra parte, el cantar es en realidad una verbalización bastante distinta del habla, en donde además del texto intervienen la melodía y el ritmo en una compleja relación.

Esta actividad va controlada en la mayoría de los humanos por el hemisferio cerebral izquierdo. Se ha comprobado que al recitar en coro, los tartamudos mejoran con bastante rapidez. A veces, incluso basta que los acompañantes de la persona que tartamudea se limiten a formas los movimientos con los labios, sin llegar a pronunciar en voz alta el recitado. En un experimento, se les pidió a personas tartamudas que memorizaran unas líneas de texto para pronunciarlas luego en voz alta. Cuando se sentaba enfrente del tartamudo una persona con el rostro inexpresivo e inmóvil, la enunciación del texto le resultaba más difícil, y caía fácilmente en la tartamudez. Pero cuando el antagonista repetía silenciosamente las palabas con los labios, el tartamudeo se reducía en un 80%. E incluso cuando el oyente recitaba en silencio unas palabras completamente distintas se mantenía ese efecto positivo, de lo que los organizadores del estudio dedujeron que lo importante es la conciencia de estar formando parte de un equipo.

Hay otra observación curiosa y ese que muchos tartamudos consiguen expresarse largo rato con fluidez mientras se dirigen a una mascota. Lo cual es debido, obviamente, a que el animal no distingue los tropiezos de quien le habla, ni acusa ninguna reacción de impaciencia ni, por supuesto, interrumpe. En estas condiciones el tartamudo se ve libre de la maldita presión social que habitualmente le encarcela y le perpetúa en su defecto.

¿El cerebro masculino es más grande que el femenino?

El de una mujer adulta pesa, en promedio, 1,2 kilogramos; el de un hombre 1,3 kilogramos. No obstante, el femenino cuenta con más convoluciones, es decir, más pliegues. Otro dato sorprendente a pesar de que el cerebro representa 2% del peso corporal, utiliza algo así como el 20% del volumen total sanguíneo.

¿Cuánto tiempo se puede resistir sin beber ni comer?

La inanición o ausencia absoluta de alimentos ingeridos supone que el organismo tiene que ir echando mano de los nutrientes fundamentales que lo constituyen. Los carbohidratos, por ejemplo, que se encuentran almacenados en el hígado y los músculos en forma de glucógeno, se gastan prácticamente en su totalidad (aproximadamente trescientos gramos) durante las veinticuatro horas desde el comienzo del ayuno por parte de la persona. Luego, el sujeto vive de sus grasas, las cuales proveen al organismo en los dos primeros días de casi toda la energía utilizada. Una vez éstas se agotan, se acude a las proteínas, de manera que muchos tejidos pueden perder hasta la mitad de ellas antes de que mueran sus células. El proceso letal es irreversible en caso de ayuno total y sobreviene entre las cuatro y las siete semanas desde la fecha en que se inició éste.

Más fulminante es aún el hecho de no beber líquido. A partir de las 36 horas, el estado de la persona es grave, aunque se puede resistir hasta una semana completa. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que, en caso de ingerirse algún alimento, el período de supervivencia se amplia, ya que todos contienen agua en mayor o menor proporción.

Podcast de Pulso Digital