Tengo las pompas flácidas porque paso muchas horas sentada. ¿Qué puedo hacer para darles firmeza?

La flacidez en los glúteos se debe principalmente al sedentarismo. Si tus o cupaiones te obligan a pasar largos lapsos sentada, es importante que establezcas como parte de tus hábitos cotidianos correr (por las mañanas o por las noches, al aire libre o en caminadora) al menos una hora, dos veces por semana. Puedes empezar recorriendo distancias considerables, con la finalidad de darle movilidad a las piernas, mejorarla irrigación sanguínea y brindar firmeza a los femorales y glúteos; aunque nada como el ejercicio anaeróbico (levantamiento de pesas) para tonificar. Es importante señalar que flacidez y celulitis son dos cosas distintas. Expertos en fitness aseguran que unos glúteos flácidos son señal infalible de ausencia de ejercicio; mientras que aquellos con celulitis son indicio inequívoco de exceso de grasa. Si solo dispones de algunos minutos, empieza con carreras o caminatas; si cuentas con más tiempo te recomiendo la siguiente rutina que puedes hacer en casa. Haz de tres a cuatro series de cada ejercicio: 1/ Sentadilla con salto. De pie, con los brazos estirados al frente, y los pies ligeramente separados, baja lo más lento que puedas. Al subir, hazlo con un salto. Vuelve abajar. Haz 10 repeticiones. 2/ Desplantes al frente en escalera. Coloca el pie derecho sobre un escalón. Baja lentamente, de tal modo que la rodilla izquierda roce el escalón y vuelve a subir. Completa 10 repeticiones y haz el movimiento con la pierna contraria. 3/ Patada con glúteo. Colócate en posición de cuatro puntos. Estira la pierna izquierda hacia atrás, como si fueras a dar una patada. Regresa al punto inicial, sin que la rodilla toque el suelo. Haz 10 repeticiones seguidas. Cambia de pierna y realiza el mismo número de movimientos. 

¿Qué beneficios tiene la leche de almendras?

 ¿Es verdad que aporta demasiadas calorías? ¿Cuánto ejercicio debo hacer para quemarla?

A diferencia de la leche de origen animal, la de almendras es totalmente vegetal, natural y balanceada. No contiene colesterol, lactosa ni gluten, es rica en calcio y tiene propiedades similares -e incluso superiores- alas de la leche de soya. Constituye una extraordinaria fuente de proteínas de alta calidad y aminoácidos. Es ideal para las personas intolerantes a la lactosa y los celíacos (intolerantes al gluten, presente en la mayoría de los cereales), así como para niños adolescentes y mujeres en gestación o en periodo de lactancia. Estudios realizados por el Medical British Journal aseguran que 52% de la leche de almendras está conformada por grasas de alta calidad (similares alas del aceite de oliva); no obstante, afirman también que su consumo en exceso contribuye a incrementarla in-gesta calórica diaria. Te recomiendo beber esta leche ocasionalmente, pero si lo haces con frecuencia realiza de una a dos horas de ejercicio cardiovascular cuando menos tres veces por semana.

He escuchado que la papaya contiene mucha azúcar. ¿Es cierto?

La papaya es denominada por expertos en nutrición como el "fruto del árbol de la buena salud". Estudios revelan que 90% de su composición es agua, por lo que contribuye a mantener hidratado el organismo. Gracias a su elevado contenido en fibra, controla el apetito y brin-da sensación de saciedad. También aporta calcio, fósforo, potasio, magnesio, ácido fálico, vitamina A, vitaminas del complejo B, vitamina C y antioxidantes que refuerzan el sistema inmunológico y contrarrestan los radicales libres en la piel. Su enzima llamada papaína facilita la asimilación de proteínas y favorece la digestión de carnes rojas, además de ser un laxante suave. No obstante, a pesar de las innumerables bondades que este fruto brinda al cuerpo, especialistas aseguran que la papaya contiene un porcentaje de azúcares poco favorable para las personas diabéticas, pues su índice glucémico (elevación de azúcar en la sangre) es demasiado alto, lo cual la vuelve poco recomendable no solo para aquellos que padecen esta enfermedad, sino para quienes buscan perder peso, pues aun cuando 100 gramos equivalen a 30 calorías, los azúcares que aporta van directamente a la sangre, lo que podría ocasionar una elevación inevitable en la presión arterial.

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