Las ampollas suelen formarse en los talones o en las plantas de los pies cuando se usan zapatos mal ajustados, y en las manos por el roce continuo de herramientas o utensilios de trabajo. También se forman a causa de las quemaduras leves. Sea cual fuere el origen, el tratamiento es muy simple.
- Una vez que ha aparecido, protégelas de la fricción.
No las perfores, el líquido que contienen se reabsorberá por sí solo.
Limpia el área afectada y cúbrela con una compresa de gasa seca y esterilizada.
No le arranques el pellejo.
Si en la ampolla reventada se observa algún signo de infección, deberás consultar a tu médico.
Si no puedes evitar el roce que causan las ampollas, protégelas con un parche adhesivo acojinado, perforando el centro y pegado de tal manera que la ampolla quede descubierta. Aplica merthiolate alrededor de la ampolla para que la piel se ponga pegajosa y la compresa la sostenga.
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