Cómo hablarle “sucio” a tu pareja.

Liberar las hormonas suele exigirnos hacer lo mismo con la lengua. En esa jadeante contienda algo nos pide sacar gemidos y frases en un idioma que sólo quien está excitado comprende. Es entonces cuando una puritana dama de alta sociedad puede confundirse con una verdulera; misma que con igual ímpetu deja salir de su pecho y con todas sus letras un "¡cógeme!" (-Follame para los españoles-)'.

Estamos en búsqueda de nuevos placeres, inmediatos y liberadores. ¿Qué más liberador que decir todo lo que en realidad pensamos y deseamos? La cama es el espacio más libre, en el que hasta un monje ermitaño (si se atreve) se da cuenta que está vivo y que está hecho de carne. Ahora, si le agregamos algo de condimento arrabalero, la comunicación del pensamiento sexual se vuelve lúdica, deliciosa. La gente recurre a "desdorar'"sus palabras para abrirse a un nuevo panorama de la confianza sexual, para saberse excitado y excitar, para apurar el clímax o hacerlo más perfecto.

A todos puede resultar una actividad que invita a un nuevo nivel de intimidad. El lenguaje soez es un elemento extra para darle variedad a la función, revela personajes escondidos en el subconsciente que sólo emergen en el convite sexual para hacer por nosotros el trabajo "sucio".

Esa complicidad nos redime de toda culpa, aquí no hay léxico reprochable.

El dirty talk es un universo que incluye compartir fantasías, apodar a los genitales, fluidos o la misma persona, dar instrucciones concisas o pedir ser llamados como personajes que fuera de las sábanas seríamos incapaces de afrontar.

Según el límite del escucha y de quien pronuncia, ya que por obviedad, el juego tiene sus estándares y sus reglas. Es por eso que debe ser un arte paulatino y que se realiza mejor cuando ya hay cierta fusión de la pareja y se han madurado las líneas de respeto (donde no es nulo, sólo aplicado a las respectivas restricciones personales). Se trata más de libido que de romanticismo, pese a lo cual no se desecha al amor.

Como todo juego sexual debe proponer gusto para ambos participantes y jamás ofender o mezclarse con golpes (muy a propósito de la elevación de adrenalina). Paso siguiente, dejar atrás las disculpas y las lavadas de boca con jabón que tanto nos advertían las abuelas.

5 Consejos para hablarle sucio a tu pareja

  • No te lances a decirle palabrotas a tu pareja desde el inicio. Comienza por piropos candentes y poco a poco ve subiéndolos de tono.
  • Pídele a tu pareja que comparta sus fantasías sexuales para tantear su carga erótica.
  • Si las palabras les resultan demasiado fuertes, sustitúyelas por apodos más tiernos, sobre todo los relativos a los genitales.
  • Es menos intimidante hacer peticiones que recibirlas, intenta con “quiero que me…”
  • Nunca insultes, pero tampoco crea que ciertas palabrotas no funcionan. Si la mismísima Juana de Castilla y de Aragón pedía “quiero ser tu puta”
[Foto: Floris Van Lint, (cc)]

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