Antes que nada, espera a que te lo pida. No te quedes parado como idiota a un lado de ella con la crema en la mano. Aunque haga mucho calor no se lo apliques directamente en la espalda... úntalo en tus manos y aplícalo poco a poco, sin olvidar ningún punto.
Mientras lo haces, procura entablar una conversación agradable. No hay nada más tenebroso que alguien te te unta algo en la espalda sin que se le escuche más que una respiración agitada. Pregunta su necesita más... y en dónde. Y por supuesto, deja que ella se unte en la parte de enfrente... a menos que te lo solicite.
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