La jaqueca

La jaqueca provoca dolores casi intolerables. Sus efectos devastadores producen miedo y desesperación. Muchas personas no suelen comprender a quienes sufren de un mal que ellos no conocen. La víctima de la jaqueca, durante los períodos de calma, sospecha a veces que tiene "nervios débiles". La vergüenza que esto le produce y los esfuerzos que hace para imponerse a la dolencia agudizan el sufrimiento.

"Mi experiencia es más o menos típica —escribe la novelista Pamela Hansford Johnson—. El ataque clásico puede ser descripto así: primero —aunque no siempre— una sensación de euforia (¡qué bien me siento hoy!), que pronto aprendí a identificar y a temer. Luego sobrevienen perturbaciones visuales: algunos ven luces brillantes, otros pierden parcialmente la visión de un ojo. En mi caso veía como líneas rojizas que subían y bajaban dondequiera que mirase. Después, llegaba el dolor, insidioso, en uno de los lados de la cabeza; las sienes me latían fuertemente, y experimentaba náuseas. Más tarde un dolor devastador —no hay otra palabra para describirlo—. Parecía no tener fin y me incapacitaba completamente. Estos ataques duraban cuatro o cinco días: dos días de agonía creciente, y tres en los que el dolor iba cediendo, hasta terminar, a veces, con vómitos copiosos. Frecuentemente, acababa llorando torrencialmente, a pesar de que no soy propensa a llorar con facilidad. Solía recibir las lágrimas como una verdadera bendición: eran la señal más evidente de que mi calvario estaba llegando a su fin".

Pamela Hansford

"Entonces me atacó un dolor devastador; no hay otra palabra para describirlo. Parecía no tener fin, y era tan agudo que me incapacitaba totalmente". – Pamela Hansford.

 

FALLA EN EL MECANISMO

La jaqueca es una consecuencia de la tensión. Entre el cuerpo y el cerebro se establecen complejas relaciones, que incluyen estímulos externos e impulsos internos, como las emociones, el flujo y reflujo de las "mareas hormonales" (como lo que ocurre en los ciclos menstruales) y la alternancia de la actividad diurna con el reposo nocturno. Esto sin mencionar ciertos niveles más elevados de vigilia, acerca de los cuales poco es lo que el hombre sabe, pero que son capaces de aumentar la tensión y pueden presentarse como consecuencia de hechos presentidos o vividos en el pasado. Cuando este complicado mecanismo de interacción falla, se puede presentar la jaqueca.

La jaqueca ya se conoce desde hace miles de años. Hipócrates describió dolores de cabeza asociados con per turbaciones visuales y vómitos.

Edward Liveing fue el primer médico moderno que se dedicó a estudiar la jaqueca. Descubrió que ataca más a las mujeres que a los hombres; que los primeros ataques se presentan generalmente en la pubertad o a principios de la edad adulta, y que las crisis desaparecen durante la gravidez. También averiguó que el cansancio y el ayuno provocan ataques, y que el sueño parece interrumpirlos.

Lo cierto es que ni siquiera hoy son bien comprendidas todas las causas de la jaqueca. Después de muchas controversias, los médicos llegaron a la conclusión de que la jaqueca es una perturbación que produce dolores de cabeza repetidos, frecuentemente asociados con perturbaciones visuales y vómitos. Normalmente, el ataque afecta sólo a uno de los lados de la cabeza, y su aparición suele ir precedida de cambios bruscos de estado de ánimo.

Los médicos calculan que aproximadamente un décimo del total, de la población adulta ha sufrido „alguna vez- un ataque de jaqueca. Generalmente, hay un factor hereditario que influye en el grado de incidencia de esta afección, y es frecuente encontrar varias víctimas dentro de una misma familia. Al parecer, también los factores alérgicos desempeñan un papel importante en algunos casos de jaqueca.

Las personas inteligentes no son las únicas víctimas de este flagelo: las hay de todos los niveles intelectuales y de todas las razas. Casi siempre son personas activas, imaginativas y conscientes —a veces en exceso—. Suelen presentar un "elevado y persistente estado de vigilia", lo que significa que su cerebro y su cuerpo se mantienen alerta todo el tiempo. Para este tipo de in dividuos, relajarse resulta difícil.

Un ejemplo que data de la época medieval es el Hildegarde de Bingen, abadesa de la Orden Benedictina. Como ella creía que sus perturbaciones visuales eran revelaciones sobrenaturales, llegó a escribir acerca de algunas de ellas: "Vi una estrella enorme, espléndida y bella, con un sinnúmero de pequeñas líneas rojas que caían". Esta descripción coincide perfectamente con las suministradas por víctimas de la jaqueca. Es probable que también Juana de Arco haya sufrido de jaqueca y no es difícil que las luces y las voces que ella percibía proviniesen de un solo lado de la cabeza.

 

La jaqueca

EL CHOCOLATE Y EL ALCOHOL SON PELIGROSOS

En todo el mundo, científicos y médicos han estudiado esta complicada perturbación, que perjudica tantas vidas valiosas.

Harold Wolff, neurólogo estadounidense, descubrió que la causa básica de los síntomas de la jaqueca proviene de la inestabilidad de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro. La constricción de pequeñas y grandes arterias, seguida por dilatación y pulsaciones de intensidad creciente, son alteraciones típicas de los ataques de jaqueca. Por eso, ciertas drogas que constriñen las arterias y reducen el ritmo de las pulsaciones constituyen la manera más efectiva de aliviar los violentos dolores de cabeza.

Muchas sustancias complejas contribuyen a desencadenar un ataque de jaqueca. La tiramina, sustancia contenida en los quesos, los extractos de carne y los vinos tintos, precipita ataques en algunos pacientes. El chocolate puede tener el mismo efecto, aunque se desconoce cuál de sus componentes es el responsable. El alcohol, las cebollas y los alimentos ricos en grasas afectan también a muchos pacientes.

Las hormonas, mensajeros y reguladores químicos del organismo, influyen también en la aparición de los ataques. En muchos casos se presentan por primera vez durante la pubertad, y son peores- en los días que preceden al comienzo del ciclo menstrual. La jaqueca que incide en el período menstrual o en el premenstrual va acompañada, a veces, por una retención de sal y de agua.

Detrás de las tensiones que provocan en forma evidente un ataque particular, se encuentran las causas psicológicas latentes y las tendencias hereditarias. A principios del siglo XX, médicos descubrieron que la jaqueca sólo se presenta en toda su plenitud en los individuos altamente neuróticos, y hacia 1950 describieron a las víctimas típicas de la jaqueca: individuos tímidos y retraídos como niños; pueden ser obsesivamente minuciosos, prolijos y limpios; pero también son proclives a iniciar discusiones violentas. Además, es probable que experimenten sentimientos de inseguridad y que busquen un perfeccionismo que los lleve a un estado de frustración y de insatisfacción consigo mismos y también con los demás.

AÚN NO TIENE CURA DEFINITIVA

El primer objetivo en el tratamiento de la jaqueca es descubrir y eliminar los factores causales que la provocan. Cuando es la tensión la principal responsable, una terapia de relajamiento, conducida por un fisioterapeuta, puede ayudar. La tensión que produce jaqueca generalmente actúa de dos maneras: la directa, provocada por un trabajo difícil o un matrimonio infeliz, por ejemplo, y la indirecta, en la que una situación determinada es inconscientemente asociada a otra situación ya olvidada mucho tiempo atrás, pero que constituyó un factor de ansiedad en su momento.

Hay algunos remedios que ayudan a impedir que se manifieste el ataque, pero determinar cuál es la mejor combinación para cada paciente es algo que sólo el médico puede hacer. Algunas drogas, si se administran antes del ataque, pueden impedir que éste se desencadene. Un derivado del ácido lisérgico, que actúa en forma antagónica a la serotonina (sustancia que es liberada durante los accesos de jaqueca), también puede ser usado con fines profilácticos. Otras drogas, como la ergotamina, si se toman durante el ataque, provocan la constricción de los vasos sanguíneos, impidiendo la aparición del dolor y deteniendo la jaqueca. Estas drogas no deben ser usadas durante la gravidez.

Ciertas medidas adicionales pueden resultar sumamente eficaces. Si el individuo atacado se acuesta en una habitación oscura, relaja sus músculos, toma líquidos azucarados y aspirina, y luego trata de descansar, es probable que logre contener los vómitos y eliminar un ataque, siempre que no sea muy intenso.

El objetivo del tratamiento es controlar e impedir que se desencadenen los ataques, y las perspectivas de éxito en este terreno mejoran año tras año. La jaqueca no puede ser curada definitivamente porque, si los factores que provocan los ataques son severos, éstos se repetirán inevitablemente. Pero un control adecuado permitirá a muchos pacientes llevar una vida normal, y verse prácticamente libres del dolor.

¿Qué es el tabique vaginal transverso?

Es una de las anomalías más raras del tracto vaginal, se calcula que sólo una de cada 70,000 mujeres lo presenta. Se trata de una malformación congénita de causa desconocida. Divide a la vagina en dos segmentos y obstruye parcial o totalmente la salida del flujo menstrual y vaginal, por lo que se hace detectable en la pubertad debido a la amenorrea que provoca y al dolor pélvico cíclico por la retención de sangre y distensión de los órganos. Se debe intervenir con urgencia al detectarse, ya que puede provocar la pérdida absoluta del órgano, con lo cual se haría necesario crear otra 'vagina' a partir de una disección del espacio que hay entre la vejiga y el recto. En el lugar nuevo se introduce un molde vaginal agregando un injerto cutáneo (se conoce como operación de Mclndoe).

Podcast de Pulso Digital