En realidad, no es una práctica recomendable, pues puede ocasionar, en el caso de las manos, inflamación o dislocación en las articulaciones, y en el caso del cuello, alguna torcedura o desgarre de los delicados ligamentos y tendones que abundan en el complejo conjunto de músculos que se encuentran allí. Los quiroprácticos “truenan” profesionalmente el cuello, pero lo hacen de acuerdo con una teoría y una técnica bien establecidas. Es importante mencionar que la costumbre de esta práctica puede responder a procesos de angustia, inquietud y otras alteraciones nerviosas. Así que mejor busca una forma menos peligrosa y más productiva de canalizar tu ansiedad.
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