El mito del sangrado virginal

Existen mujeres que en su primera relación sexual no sangran en lo absoluto, y se preocupan por lo que pensarán sus parejas, porque siempre les queda la duda… eran o no “vírgenes”. Aclarando antes que nada que esta condición no tiene nada que ver con el tamaño de la vagina o del pene. El sangrado virginal es un viejo mito que a pesar de todo lo que la sociedad ha avanzado, sigue arraigado en la mentalidad de muchas personas; es fuente de angustia, preocupación y duda.

El sangrado virginal es el sangrado que se supone debe ocurrir en la primera relación sexual y que es como una especie de prueba de verdadera virginidad; no es más que un producto de la desinformación y el desconocimiento.

Hubo una época en la que se acostumbraba a exhibir públicamente la sábana manchada de sangre como testimonio de la virginidad de la novia. Si bien es cierto que hay muchas mujeres que sangran la primera vez de forma abundante, hay otras que sangran más bien poco y algunas más no sangran en lo absoluto. Para entender estas diferencias hay que comprender de dónde viene esa sangre.

La mayoría de las mujeres nace con una fina membrana en la abertura vaginal, se le conoce con el nombre de himen, la cual sirve de barrera protectora durante la niñez y la adolescencia. Esa membrana a menudo se rompe durante la primera relación sexual y a su vez, es la responsable del sangrado.

El grosor y la rigidez del himen varían en cada mujer, pero no importa cuán grueso o fino sea, lo más común es que en la pubertad ya se halle semi perforado para permitir el paso del flujo menstrual. La gimnasia, la equitación, los tampones, la masturbación y otros juegos sexuales también suelen estirarlo antes del coito, pero aún si estuviera completamente intacto, la ausencia de sangre durante la primera relación no significa que la mujer no sea virgen.

Algunas mujeres simplemente nacen sin himen; en otras ocasiones, el himen puede ser excepcionalmente grueso, y a pesar de las perforaciones normales que pueda tener a causa del flujo menstrual, se resiste a ser perforado. Incluso hay casos que el doctor debe perforar el himen con una incisión.

Ahora bien, para la mayoría de las mujeres la sangre del primer contacto sexual es tan poca que es equivalente a la que aparece cuando se hace una pequeña cortadura en un dedo.

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