Desde el punto de vista psicológico tanto el morderse las uñas como el rascarse el cuero cabelludo pertenecen a la categoría de los actos fallidos. Son acciones automáticas que tanto los humanos como los animales realizan cuando no pueden descargar una tensión psíquica. Es el caso de los leones que pasean interminablemente en sus jaulas (en los zoológicos a la antigua que no preveían la necesaria libertad de movimientos). Los caballos estregados escarban con los cascos.
En las situaciones de perplejidad, como podría ser la de «quedarse en blanco» durante un examen, acompañadas de una intensa sensación de desvalimiento e impotencia, dichos actos funcionan como una especie de válvulas de seguridad por donde busca alivio el exceso de tensión acumulada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario