Sin duda el mejor de todos es el condón, o profiláctico. Sus ventajas se ponen de manifiesto al comparar sus características con las de los otros métodos disponibles. Es fácil de conseguir en farmacias, tiendas de autoservicio y demás comercios. En su versión básica, es barato y cuenta con buenos estándares de calidad; es portátil, ya que cabe en cualquier bolsillo; es efectivo, pues los estudios señalan que el margen de falla es muy reducido; es inmediato, pues basta con colocarlo para obtener sus beneficios. Ofrece un incomparable valor agregado: previene las enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo, la hepatitis C, la sífilis y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
También es versátil, pues existen muchas variedades (con colores, texturas y sabores) en el mercado, lo cual permite diversos juegos sexuales. No tiene efectos secundarios sobre la salud, pues no involucra el empleo de químicos que ingresen al organismo. En contraste, los otros métodos ofrecen desventajas: tanto los naturales como los que emplean medicamentos requieren de un empleo consecutivo y sistemático; ninguno protege contra las enfermedades transmisibles, y los métodos químicos conllevan efectos secundarios, entre los que se cuenta la eventual dificultad para concebir una vez que han dejado de usarse. Es increíble la utilidad de un pequeño trozo de látex. Póntelo… pónselo.
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