Cuando el cuerpo recibe un golpe fuerte, especialmente en la quijada, de inmediato se lleva a cabo en el sistema circulatorio una reacción en cadena, por lo que la mayor parte de la sangre se concentra en el abdomen y la segregación de ella en la cabeza al cerebro disminuye como un mecanismo de seguridad de nuestro organismo para reducir la pérdida de líquido. Al llegar menos sangre, y con ella insuficiente oxígeno, al cerebro, la conciencia se pierde de inmediato.
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