¿Qué pasaría si hicieras crujir constantemente los nudillos?

Si alguna vez has entrelazado los dedos, has tirado de la palma de las manos y has doblado los dedos hacia atrás, habrás oído un chasquido muy característico. Son los nudillos. ¿Qué pasaría si los hicieras crujir constantemente? ¿Desgastaría las articulaciones? ¿Provocaría artritis?

En primer lugar, tienes que saber lo que sucede en el interior de las articulaciones cuando haces crujir los nudillos. Las articulaciones producen ese «crac» cuando estallan las burbujas que se forman en el fluido que las rodea. Las articulaciones son los puntos de contacto de dos huesos, que se mantienen unidas y en su sitio gracias a los tejidos y ligamentos. Todas las articulaciones del cuerpo están rodeadas de «líquido sinovial», un fluido espeso y transparente. Al estirar o doblar un dedo para hacer crujir el nudillo, la articulaban se separa, y al hacerlo, la cápsula de tejido conjuntivo que rodea la articulación se dilata, aumentando de volumen y disminuyendo la presión, con lo cual se forman burbujas a través de un proceso llamado «cavilación».

Cuando la articulación se estira lo suficiente, la presión en la cápsula se reduce tanto que las burbujas estallan, produciendo el «crac» que asociamos con el chasquido de los dedos. El gas tarda entre cinco y diez minutos en redisolverse en el líquido sinovial, periodo durante el cual los nudillos no crujen. Una vez redisuelto se puede repetir la cavitación, con lo cual puedes volver a hacer crujir los nudillos.

¿Produce algún perjuicio la cavitación?

Según la Cooperativa de Instructores de Anatomía y Fisiología de Estados Unidos, sólo se ha publicado un estudio en profundidad acerca de esta cuestión. Dicho estudio, realizado por Raymond Brodeur y publicado en el Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics, examinaba trescientas personas que solían hacer crujir sus nudillos en busca de posibles lesiones en las articulaciones Veamos cuál fue el resultado. En términos generales, si el chasquido es muy frecuente, puede provocar algún daño, aunque no parece mediar ninguna relación entre el crujido articular y la artritis.

Sin embargo, los «chasqueadores» habituales mostraban signos de otros tipos de lesión, incluyendo daños en los tejidos blandos de la cápsula articular, una reducción en la fuerza de sujeción y un incremento de la hinchazón en las manos. Este daño es probable que sea una consecuencia del estiramiento rápido y reiterado de los ligamentos que rodean las articulaciones.

Los pitchers de béisbol profesionales experimentan unos efectos similares, aunque lógicamente más acusados, en las diversas articulaciones del brazo de lanzamiento. Si lo contemplarnos desde una perspectiva positiva, la movilidad después del chasquido aumenta. Al manipularse las articulaciones, los músculos que las rodean se dilatan. Ésta es en parte la razón por la que los pacientes se sienten relajados y revigorizados después de una sesión de quiropraxia, durante la cual se induce la cavitación como parte del tratamiento. Por lo demás, las rodillas, los codos, las muñecas y cualquier otra articulación móvil pueden chasquear igual que los nudillos.

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