¿Si nuestro cuerpo está a 37 grados centígrados, por qué sentimos calor a esa misma temperatura?

Nuestro organismo está constantemente a 37°C, unos 5 o 10 grados por debajo de la temperatura a la que se comienzan a desnaturalizar las proteínas celulares. De ahí que una acumulación anormal del calor que generamos resulte muy peligrosa: una fiebre prolongada e 40° puede coagular proteínas necesarias para la supervivencia.

Para disparar el exceso calórico, el cuerpo se vale de mecanismos internos, como son la dilatación de los vasos próximos a la superficie de la piel, la exhalación de aire caliente y húmedo, la sudoración y el calentamiento de la orina y las heces.

Los procesos metabólicos se desarrollan de forma óptima cuando la temperatura ambiental es de unos 22° C. Si esta iguala la nuestra, los mecanismos de termorregulación pierden efectividad y nos sentimos acalorados, sobre todo en entornos húmedos. Esto sucede porque el agua del organismo absorbe calor que se disipa mediante la evaporación del sudor a través de la piel.

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