Por lo general te expones a una infección bacteriana si los utensilios para perforar no están esterilizados. Pero también puede estar en riesgo del contagio de hepatitis o el VIH. Antes de que te lo hagas verifica que todos los instrumentos y aditamentos estén esterilizados y nuevos, respectivamente. También existen otros riesgos menores como alergia en los lóbulos, abscesos en los pezones por la proliferación de sudor o grasa, daño en los conductos salivales de la lengua o pérdida de sensibilidad en los genitales.
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