Los problemas reproductivos se ubican en dos grandes grupos: esterilidad, es decir la incapacidad de tener gametos (óvulos y espermatozoides) que realicen en forma adecuada la fertilización (la penetración del espermatozoide en el óvulo), e infertilidad, que es la dificultad para lograr un hijo vivo a pesar de que hayan acontecido la fertilización y la implantación (la nidación del huevo en el útero o matriz). Las causas de la infertilidad son muchas: anomalías hormonales o estructurales, enfermedades, consumo de alcohol en exceso y fármacos anticonceptivos, entre otras. El problema puede encontrarse en cualquier punto del proceso de la reproducción.
Al principio de éste quizá se trate de la ausencia de ovulación en la mujer o en la producción insuficiente de volumen de espermatozoides en el hombre. En las fases posteriores los problemas estructurales del útero o del cérvix tal vez sean los que impidan lograr un embarazo.
Con frecuencia los trastornos que con-tribuyen a la infertilidad son temporales o reversibles, como en el caso de desnutrición, obesidad, fiebre elevada asociada con enfermedad, o fatiga crónica.
[Foto: Daquella manera, (CC)]
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