En parte, porque es el pene la parte del cuerpo masculino más vulnerable y que, junto con los testículos, representan la virilidad y lo que proporciona identidad.
Cuando una persona se muestra dispuesta a practicar el sexo oral, se supone que con esta acción le está demostrando a su pareja que lo acepta plenamente. Al mismo tiempo, es relajante porque el hombre no tiene que preocuparse por la penetración, las posiciones, o por dar más que recibir: puede literalmente acostarse y disfrutar.
El sexo oral es parte de las fantasías porque da la posibilidad de un sentimiento de control sobre la pareja. Por la forma en la que se hace y el hecho de que está socialmente mal visto, cuando un hombre logra que su pareja acceda a practicarlo, le da la sensación de poder. Además, el contacto de la boca con el pene resulta muy excitante ya que se puede mover la lengua hasta el punto más sensible, que generalmente se sitúa donde el anillo (o corona) de la cabeza y la piel se unen por debajo. Por ello, es una forma de estimulación mucho más placentera que la manual.
El ser provocado directamente en el glande, permite una serie de sensaciones que no puede ofrecer la vagina; como puede ser la humedad diferente, el calor y una mayor presión.
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